En el gran Mandril vive una familia de terroristas en busca y
captura. Tienen un hijo con forma de perro. Cuando celebran el
cumpleaños de cualquiera de los tres, comen tarta, ponen música y bailan
mientras cantan "Fire and rain" de James Taylor. En algunos aspectos se
parecen mucho a otra familia de terroristas que apareció en una
película de Sidney Lumet "Un lugar en ninguna parte" "Running of empty"
Durante los cumpleaños, las familias terroristas, bailan y cantan.
Una familia de terroristas
Desde
que fueron acusados de poner una bomba en 2017, -una bomba humorística,
aunque en realidad tan sólo se trataba de un chiste-, viven en solfa,
siempre huyendo de los delatores y de las denuncias anónimas. Esta vez
les he dibujado con capucha -aunque ellos nunca la llevan-, con el fin
de salvaguardar su identidad y porque queda mucho más chulo.
Ocurrió
en un callejón nunca transitado, cuando a pesar de las leyes que
sancionaban los delitos contra el odio, escribieron un chiste o
chistoide, de supuesto mal gusto, aunque a mí me parece divertido. No
solo era divertido, sino que incluso era verdad y que decía:
"Trump, devuelve la pasta al pueblo y entrega tu peluquín al circo"
La familia terrorista retocó un estupendo chiste de Roger Peláez, reajustándolo a una realidad, que en definitiva, se parecían mucho.
La familia terrorista retocó un estupendo chiste de Roger Peláez, reajustándolo a una realidad, que en definitiva, se parecían mucho.
Lo
que la familia terrorista no sabía era que La Divina Providencia se
encontraba en aquel mismo callejón con un smartphone. A partir de ahora
ustedes ya lo saben: La Providencia utiliza teléfono móvil. Imagino que a
estas alturas de la película, el lector sabrá, en caso de que tenga
lectores, que este gadget está conectado con la policía, y que la
policía a su vez tiene comunicación directa con la fiscalía, y que la
fiscalía tiene estrechos vínculos con el censor, incluidos parentescos
familiares. Al mismo tiempo, el censor está interconectado las 24 horas
al día con el gobierno, es más, el censor a veces ocupa una cartera
ministerial en el mismo gobierno, y en ocasiones, la presidencia del
gobierno o incluso la presidencia de un conocido banco.
"Los he visto"
Así
pues, lo que en origen fue un chiste en un perdido callejón oscuro y
jamás visto por transeúnte alguno, se convirtió en primera página y
trending topic en twitter, dando en poco tiempo la vuelta al mundo. Por
supuesto, este chiste de mal gusto no quedaría impune. Miles de
avionetas sobrevolaron las ciudades más pobladas del planeta arrastrando
un cartel al viento que decía:
Se busca una familia de terroristas que escribieron un chiste que dice: "Trump, devuelve la pasta al pueblo y entrega tu peluquín al circo" .
La
fiscalía solicitó diez años de prisión para esta familia de
graciosillos, y desde entonces, llevan una vida errante, con su maleta a
cuestas. Si usted quisiera saber si su mejor amigo o madre es una
potencial terrorista, tan sólo tiene que observar si dejan
cuidadosamente preparada cada noche una maleta junto a la ventana, y
próxima a ésta, unas sábanas que descansan anudadas por los extremos, aptas
para el descenso en caso de irrumpir en su piso de alquiler, sin
previo aviso, la policía secreta.
Siempre con la maleta a cuestas. La vida del humorista, es agotadora.
Muchos
se preguntarán por el contenido de esta singular maleta que llevan consigo los humoristas. Yo se lo puedo decir, siempre tengo una
dispuesta. Quisiera advertirles que el contenido de esta maleta es de
índole moral, por lo que si alguno de mis lectores creyera que podría
herir su sensibilidad, les ruego que se salten las próximas líneas.
¿Qué contiene la maleta de un terrorista?
Contenido de la maleta
Calzoncillos:
(O bragas, si la terrorista es mujer) Aunque a veces, con las prisas, o
bien porque son unos pervertidos, puede ocurrir que ellos lleven
puestas las bragas y ellas calzoncillos. Corre el rumor de que los
terroristas no utilizan calzoncillos. Pues bien, yo lo desmiento
categóricamente. Tan sólo es un mito, el mismo mito que nos advierte de
que nunca usan cepillo de dientes.
Dinero
en efectivo: Como sus cuentas han sido canceladas por orden del censor
de turno, suelen llevar una bolsa con pesetas en calderilla. Les
recuerdo que en una realidad paralela nunca llegó a existir el euro, y
que Mandril se había convertido en potencia hegemónica, donde los niños
del futuro hablaban español y rebuscaban coltán entre los dispositivos
pasados de moda abandonados en los basureros.
Propaganda
a favor de la Renta Básica Incondicional y de una sanidad, educación y
agua públicas: Esta propaganda estaba considerada de una verdadera y
peligrosa colección de chistes de mal gusto.
Un
cuaderno: Todo humorista lleva siempre consigo un cuaderno. En cuanto
alguien descubre que un individuo sospechoso toma notas, es advertida la
policía. En cualquier caso, como los humoristas tienen muy mala letra,
en caso de caer en manos de la fiscalía o el censor dicho cuaderno,
sería inutilizable como prueba. Ni siquiera un potente ordenador es
capaz de descifrar su asombrosa caligrafía. Y sin embargo, gracias a los
poderes mentales de los censores, estos cuadernos indescifrables se
habían conviertido en el principal testimonio que los inculpa.
Una libreta con direcciones de amigos: Siempre viene bien para pasar las primeras noches como proscritos.
Por
lo demás, una familia de terroristas, es una familia normal. Son
inteligentes y tiernos, saben escuchar, celebran los cumpleaños, y a
veces cenan vino y queso.
Escrivá de Balaguer en tiempos de la dictadura realmente existente, dando la chapa a un incauto adolescente.
En
tiempos de la dictadura realmente existente, cuando los santos salían
en televisión y Escrivá de Balaguer aleccionaba a sus jóvenes
discípulos, éste contó un chiste en directo:
"¿Quién dice que aquí no existe la libertad? ¿Acaso alguien duda de que yo no esté hablando libremente?"- Dijo.
Instantánea del dictador, dialogando con los humoristas que hacían chistes con poca gracia, según su gusto.
Reconozcámoslo, el chiste era bueno. Este
hecho nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta, ¿cómo era posible
que en plena dictadura alguien pudiera contar chistes mientras que en la
democracia estos estaban perseguidos? Mi conclusión es la siguiente: en
la dictadura podían hacerse chistes, siempre y cuando estos fueran buenos,
esto es, siempre y cuando, al dictador le gustaran. Digamos que era el
dictador era el que otorgaba la gracia al chiste, y por supuesto, éste
solía tener muy poco sentido del humor. ¿Pero por qué en la democracia
los chistes malos eran igualmente perseguidos, como en la
dictadura? Para resolver tal enigma, la familia terrorista recurrió a un
ingenio lógico avalado por su validez empírica, que decía así:
A + Libertad de Expresión y + Chistes + Democracia.
Al
parecer si cualquiera de los tres factores se veía alterado, aumentando
o disminuyendo, este acababa afectando de la misma manera al resto de
factores. Esta conclusión que al mismo tiempo era una obviedad, como los
chistes, podía ser considerado, por lo tanto, como tal.
A veces para sacar algunas monedillas, repartían pizzas, pero no era una pizza cualquiera.
Pero
volvamos a nuestra entrañable familia terrorista, siempre contando
chistes, siempre viajando aquí y allá y cambiando de domicilio. Por
suerte, se ganaban unas pesetillas repartiendo pizzas a domicilio, donde
escribían sobre la mozzarella fundida extraños mensajes:
-"No estoy de acuerdo con lo que usted dice pero lucharé para que lo pueda decirlo libremente"
-"El derecho a decirlo todo, a escribirlo todo, a pensarlo todo, a verlo y oírlo todo, resulta de una exigencia previa, según la cual no existe derecho ni libertad de matar, de atormentar, de maltratar, de oprimir, de forzar, de hacer padecer hambre, de explotar"
-"El sentido común demuestra que resulta inconsecuente prohibir "Mi Lucha" de Hitler o "Los Protocolos de los Sabios de Sión", y por otra parte tolerar los discursos misóginos de Pablo de el Corán, las diatribas antisemitas de San Jerónimo y de Lutero, un libro salpicado de infamias como "La Biblia", la exhibición complaciente de los actos de violencia que conforman la materia corriente de la información, la exposición de la mentira publicitaria y tantas falsedades históricas avaladas por la historia oficial. Más vale recordar, que una vez instaurada la censura, no conoce límites"
Evidentemente escribían una frase u otra, dependiendo del tamaño de la pizza que solicitaba el cliente.
A veces llegaban pizzas con escritos sobre la mozzarella
Nuestra
familia de terroristas continúo repartiendo pizzas durante algún
tiempo. Más tarde se realizó una película sobre su vida, donde se
sustituyó al perro por dos jovenzuelos. Ciertamente era un producto comercial, pero en lo personal me gustó mucho aunque apenas hubiera chistes. Aunque hubo uno, sí; mientras unos pensaban que era un chista malo, otros, pensaba que era un chiste bueno: por primera vez dejó de retratarse a una familia de terroristas según los cánones del estereotipo establecido. Me gustaría abandonar este breve texto con una breve secuencia de la película:
1 comentario:
ee045 fake designer bags xw787
Publicar un comentario